¿De donde viene la raclette?

La raclette se remonta a la Edad Media. En aquella época, los pastores usaban fuego de leña para derretir el queso. Raspaban el queso fundido sobre pan, patatas y carne. Este gesto de raspar dio origen al nombre de "raclette". En aquel entonces, solían disfrutarla en verano, pero hoy se ha convertido en un referente para compartir buenos momentos con amigos cuando hace demasiado frío para salir.

¿Qué pongo en mi raclette?

¡Queso, por supuesto! Es el ingrediente esencial de una raclette. Hoy en día, existen quesos especiales para raclette en muchas variantes (queso de Saboya, queso suizo, etc.). ¡Déjate llevar y varía los placeres probando diferentes quesos en una misma comida! La carne seca también es inseparable de la raclette. Hay muchas variantes: prosciutto, caza, etc. ¿Qué sería de una buena raclette sin patatas? ¡Poco! Nos encantan las patatas baby lavadas y hervidas. Son un ingrediente seguro para una fiesta de raclette exitosa. Por lo demás, ¡puedes componer tu raclette como quieras! Cebollas, encurtidos, salsas, verduras a la parrilla (pimientos, champiñones, etc.), ¡nada está prohibido! Incluso hay variantes de raclette con mariscos o incluso vegetarianas.

¿Qué vino debo elegir para complacer a mis invitados?

Generalmente se recomienda elegir un vino joven con aromas primarios y afrutados. La gente suele asociar el queso con el vino tinto. ¡ERROR! El acompañamiento ideal para el queso es una buena botella de vino blanco, por ejemplo, uno delicado. Puedes jugar con la carta regional con este Jacquere de Savoie. Este vino fresco y afrutado maridará a la perfección con tu raclette y deleitará el paladar de todos tus invitados durante la fiesta.

¿Listos? 3, 2, 1… ¡Disfruten!