LE CH TÉAU DES ANNEREAUX 2002 - AOC Lalande de Pomerol

¿Tu mejor año?

En nuestros buenos recuerdos, el año 2010 ocupa un lugar especial: el ciclo de la vid transcurrió con fluidez y, sobre todo, la vendimia se desarrolló en condiciones ideales, lo que nos permitió obtener una cosecha en su punto óptimo de maduración sin prisas. El resultado está ahí, con una añada que será un referente para nosotros durante mucho tiempo. La guinda del pastel: es nuestra primera añada con la etiqueta AB.

¿Cómo ves el 2015?

En los muros de piedra de Les Annereaux se encuentran grabadas varias fechas importantes en la historia de la propiedad: el año 2015 también se inscribirá. Es un año crucial marcado por un profundo cambio en los métodos de producción: la renovación de la sala de cubas y la bodega, la mejora y modernización de los edificios operativos, todo ello preservando el espíritu de estos lugares centenarios. Y, por último, no menos importante, la sucesión de la nueva generación con la llegada de Benjamin.

Tu viñedo extranjero favorito es…

Nunca he podido elegir entre dos fascinantes viñedos extranjeros: Sudáfrica y la Toscana. Son lugares mágicos donde se producen magníficos vinos en medio de una belleza natural cada vez mayor. El placer de la degustación no es solo cuestión de olfato o gusto, sino también de emociones que tienen en cuenta el recuerdo de los lugares o las personas que presiden el nacimiento del vino.

¿Qué maridaje recomendarías a los suscriptores de Petit Ballon para degustar tu vino?

Prefiero disfrutar del vino con carne. El plato principal es el punto culminante de una buena comida; su bouquet, aromas y estructura le permiten destacar entre otros platos sabrosos y (razonablemente) picantes.

¿Cuál es tu momento favorito para degustar tu vino?

Yo diría que lo principal sería disfrutarlo en momentos de convivencia y compartir, ya sea durante una comida, una merienda en el campo, o como aperitivo... Pero sin ser snob, es mejor tener una copa adecuada para apreciarlo plenamente.

El vino para ti es…

¡Todo! Un legado familiar, porque cultivo viñas en tierras donde vivieron mis antepasados ​​hace 600 años. También es una vocación, ya que estudié viticultura y enología por amor, y una historia de pasión, porque es lo único que puedo y quiero hacer.