Zoom sobre el Domaine la Prade Mari
Cada mes, Le Petit Ballon te presenta néctares preciosos de diferentes terroirs. ¡Debemos estas pequeñas joyas a las manos de mujeres y hombres que día a día ponen en práctica su maestría para el deleite de nuestros paladares!
Dominio La Prade Marie
En 1964, Pierre Mari y su hijo Laurent dejaron la granja en la región argelina de Orán para establecerse en la aldea de La Prade, en el corazón del Minervois. Con su experiencia, reconstruyeron un viñedo, Domaine La Prade Mari, y, con toda la experiencia familiar en vinos de alta calidad, cultivaron un terroir para crear vinos auténticos. Hoy, su nieto Éric continúa esta historia familiar mediante la creación de vinos de alta gama que combinan finura y sutileza, estructura y complejidad. Éric Mari, un enólogo joven y dinámico, lleva diez años elaborando con entusiasmo vinos tintos, blancos y rosados que combinan a la perfección elegancia, potencia y sutileza en un juego de sabores maravillosamente orquestado en boca con tonos púrpura.
El dominio aparte
El Sr. Mari, enólogo de la finca, se formó como diseñador industrial, pero como muchos hijos de terratenientes, la llamada de la tierra se hizo más fuerte. Realizó un curso intensivo sobre el tema y luego aprendió de los mejores. Su autodidactismo lo llevó a conocer a personas como Claude Bourguignon. De él dijo: «Despertó algo fascinante en mí».
La finca La Prade Mari es una finca familiar, iniciada por su abuelo y continuada por su padre. La sucesión es natural.
La particularidad del campo: la naturocultura.
Esta finca también opera un negocio de enoturismo con encantadoras casas rurales, visitas a viñedos y catas en la bodega. El principio es simple: tratar la tierra orgánicamente y plantar hierbas medicinales y alimenticias como la ortiga, la cola de caballo o el trébol, que regulan la biodiversidad y, por lo tanto, los ataques de parásitos. El método se vuelve aún más interesante mediante una corrección previa del sistema inmunitario de las vides. Las reforzamos, así como el ecosistema de la finca, para que la lucha contra los parásitos se lleve a cabo de forma justa, es decir, natural.